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martes, 12 de febrero de 2019

DIOSAS DEL OLIMPO (TIMI YURO)

Hay dos clases de mejores cantantes, artistas. Están "las mejores", las que todos sabemos, las de siempre. Las que recitaremos una tras otra, a veces, incluso en el mismo orden, sin pensarlo, de carrerilla...Aretha, Nina, Etta, Ella, Billie, Sarah... simplemente porque son las mejores. ¡Coño, LO SON! Le gustan a todo el mundo, por algo será; te gustan a tí, me gustan a mí, ¡joder! le gustan hasta a mí vecina; alguna de esas benditas y raras mañanas de no trabajo y pijama hasta la hora del vermut, he disfrutado de los ajenos lamentos de Billie Holiday, a través de las casi inservibles paredes que separan su casa de la mía ( no siempre tengo tanta suerte, también se escucha mucha basura, además de otra clase de lamentos más mundanos y otras excitantes necesidades corpóreas).
  No descubrimos el Nuevo Mundo si decimos que Etta James o Aretha Franklin cantan como las diosas del Olimpo, eso, todos lo tenemos muy claro desde hace mucho tiempo. Nos lo han demostrado con cada interpretación, a cada escucha, con cada canción. ¡Ellas son el Olimpo! No hay diosas más excelsas que ellas. De hecho, el Olimpo se creó para que ellas y algunas otras gloriosas deidades pudieran reinar sobre todos nosotros, los tristes mortales; y pudieran salvar nuestras atribuladas almas e, incluso, nuestras jodidas vidas. Pero, no es menos cierto también que, en ese mismo Olimpo, junto a ellas debieran estar cómodamente instaladas; de hecho, aunque no haya mucha gente que lo sepan, lo están, otras MEJORES CANTANTES, ARTISTAS...diosas menores, solo por las circunstancias, la ceguera de la puta industria de la música o, simplemente, la mala suerte. Diosas imponentes, necesarias. Por sus canciones, sus interpretaciones. Por su arte. Algunas injustamente casi olvidadas, otras, directamente ninguneados y enterradas por el tiempo.

  Desgraciadamente no tendré la suerte de escuchar un domingo por la mañana, en pijama, a través de las paredes a diosas como: Rosemary Clooney (si, la tía del guapo George), la inmensa, la tremenda, Della Reese (inexplicablemente, conocida, casi más, como actriz de series de TV que como inigualable cantante de cualquier palo que se le ofrezca) o a la inconmensurable TIMI YURO.
  Si por alguna gloriosa e inesperable casualidad oyera, alguna vez, del otro lado, a cualquiera de ellas, elevaría a mí vecina a ese mismo Olimpo en el que se encuentran; por Billy Wilder (otro DIOS) que lo haría.


  Hace poco tuve uno de esos insospechados, por inesperado, placeres que, de vez en cuando, nos reserva la vida; encontrar un tesoro en un cajón de una vieja y destartalada, aunque acogedora tienda de discos de Milán (encontrar un templo así es, de por sí, otro de esos placeres...¡Vaya!, lo que se dice: "un dos por uno"); uno de esos de: "1 lp 3€ - 3  lps 5€", en los que suele encontrarse basura a cascoporro; el tesoro en cuestión venía en forma de compilatorio: "The Best Of Timi Yuro" (Liberty - 1963) edición italiana. El abuelete tras el mostrador, que yo, en un principio, había mal tomado por el yayo del dueño, al cuidado momentáneo de semejante templo sagrado (putos prejuicios de mierda), al notar el interés por el artefacto, se levantó de su asiento y se acercó a mí, no sin dificultad, pero con ese aire de total seguridad de tener la partida ganada; y me largó un discurso (en italiano) del que  no pillé más allá del 10%, suerte que debía ser el tanto por ciento que al abuelo interesaba que entendiera: -"Ragazzo (imaginaos la edad del buen hombre para que, a mí, me llamará de esa forma), esa que tienes en la mano es la mejor cantante que ha existido nunca".- A lo que yo, intentando que no se notara mi estupor, modificando rápidamente mi expresión, y con mi mejor sonrisa de compadre sabelotodo, respondí en el más avanzado y macarrónico italiano que pude encontrar: -" Lo sé, amichi, es uni di mis cantantes favoriti".-


Hay dos clases de mejores cantantes, artistas. Están "las mejores", las que todos sabemos, las de siempre. Las que recitaremos una tras otra, a veces, incluso en el mismo orden, sin pensarlo, de carrerilla...Aretha, Nina, Etta, Ella, Billie, Sarah... simplemente porque son las mejores. ¡Coño, LO SON! Le gustan a todo el mundo, por algo será; te gustan a tí, me gustan a mí, ¡joder! le gustan hasta a mí vecina; alguna de esas benditas y raras mañanas de no trabajo y pijama hasta la hora del vermut, he disfrutado de los ajenos lamentos de Billie Holiday, a través de las casi inservibles paredes que separan su casa de la mía ( no siempre tengo tanta suerte, también se escucha mucha basura, además de otra clase de lamentos más mundanos y otras excitantes necesidades corpóreas).
  No descubrimos el Nuevo Mundo si decimos que Etta James o Aretha Franklin cantan como las diosas del Olimpo, eso, todos lo tenemos muy claro desde hace mucho tiempo. Nos lo han demostrado con cada interpretación, a cada escucha, con cada canción. ¡Ellas son el Olimpo! No hay diosas más excelsas que ellas. De hecho, el Olimpo se creó para que ellas y algunas otras gloriosas deidades pudieran reinar sobre todos nosotros, los tristes mortales; y pudieran salvar nuestras atribuladas almas e, incluso, nuestras jodidas vidas. Pero, no es menos cierto también que, en ese mismo Olimpo, junto a ellas debieran estar cómodamente instaladas; de hecho, aunque no haya mucha gente que lo sepan, lo están, otras MEJORES CANTANTES, ARTISTAS...diosas menores, solo por las circunstancias, la ceguera de la puta industria de la música o, simplemente, la mala suerte. Diosas imponentes, necesarias. Por sus canciones, sus interpretaciones. Por su arte. Algunas injustamente casi olvidadas, otras, directamente ninguneados y enterradas por el tiempo.

  Desgraciadamente no tendré la suerte de escuchar un domingo por la mañana, en pijama, a través de las paredes a diosas como: Rosemary Clooney (si, la tía del guapo George), la inmensa, la tremenda, Della Reese (inexplicablemente, conocida, casi más, como actriz de series de TV que como inigualable cantante de cualquier palo que se le ofrezca) o a la inconmensurable TIMI YURO.
  Si por alguna gloriosa e inesperable casualidad oyera, alguna vez, del otro lado, a cualquiera de ellas, elevaría a mí vecina a ese mismo Olimpo en el que se encuentran; por Billy Wilder (otro DIOS) que lo haría.

  Hace poco tuve uno de esos insospechados, por inesperado, placeres que, de vez en cuando, nos reserva la vida; encontrar un tesoro en un cajón de una vieja y destartalada, aunque acogedora tienda de discos de Milán (encontrar un templo así es, de por sí, otro de esos placeres...¡Vaya!, lo que se dice: "un dos por uno"); uno de esos de: "1 lp 3€ - 3  lps 5€", en los que suele encontrarse basura a cascoporro; el tesoro en cuestión venía en forma de compilatorio: "The Best Of Timi Yuro" (Liberty - 1963) edición italiana. El abuelete tras el mostrador, que yo, en un principio, había mal tomado por el yayo del dueño, al cuidado momentáneo de semejante templo sagrado (putos prejuicios de mierda), al notar el interés por el artefacto, se levantó de su asiento y se acercó a mí, no sin dificultad, pero con ese aire de total seguridad de tener la partida ganada; y me largó un discurso (en italiano) del que  no pillé más allá del 10%, suerte que debía ser el tanto por ciento que al abuelo interesaba que entendiera: -"Ragazzo (imaginaos la edad del buen hombre para que, a mí, me llamará de esa forma), esa que tienes en la mano es la mejor cantante que ha existido nunca".- A lo que yo, intentando que no se notara mi estupor, modificando rápidamente mi expresión, y con mi mejor sonrisa de compadre sabelotodo, respondí en el más avanzado y macarrónico italiano que pude encontrar: -" Lo sé, amichi, es uni di mis cantantes favoriti".-

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